Resumen |
La abuela soledad, que no tenía nietos ni visitas, solía tomar el té con su sombra. Su jardin, en el que antes jugaban los niños, estaba abandonado. Un día llamaron a su casa el perro que recitaba, el gato que escribia y el raton que dibujaba, cansados de estar solos. Y soledad les abrio la puerta. |